InicioBlogEl calor y la prevención en personas mayores

El calor y la prevención en personas mayores

Estos dos últimos años han sido los más cálidos de la historia en España, y cara a futuro, parece que esta tendencia va a ser aún peor, con un previsible aumento de la frecuencia e intensidad de las olas de calor, fruto del calentamiento global y el cambio climático.

Veranos cada vez más calurosos que aumentan la morbimortalidad, y es que, la exposición a las altas temperaturas tiene efectos directos en la salud de las personas, como son la deshidratación y el agravamiento de enfermedades crónicas, el estrés por calor o, lo que es más grave, el golpe de calor.

La población que acumula mayor riesgo de muerte o empeoramiento de enfermedades son las personas mayores, las mujeres gestantes, los lactantes y menores de cuatro años, las personas con autonomía limitada, aquellas que trabajan al aire libre, las personas con problemas de salud mental, cáncer o trastornos neurológicos (alzhéimer, demencia, Parkinson...); así como, personas inmovilizadas, pacientes cardiópatas y respiratorios a los que deberíamos sumar personas con sobrepeso.

Sabemos que el calor provoca pérdida de líquidos por aumento de la sudoración y, por otra parte, el envejecimiento provoca una dificultad en la regulación de la respuesta frente al calor, y una reducción en la sensación de sed, siendo esta situación más importante en pacientes que hayan sufrido infarto/s cerebrales.       

Nos encontraremos ante dos situaciones, las más conocidas, pero no las más frecuentes:

  • Agotamiento por el calor: en el cual se produce un aumento del sudor importante, calambres musculares, debilidad, mareo, náuseas, pulso rápido y débil asociado a dolor de cabeza.
  • Insolación: en el cual ya se produce un aumento de la temperatura, tenemos la piel roja o seca, falta la transpiración, y se produce un estado de confusión o inconsciencia.

Sin embargo, las más frecuentes se producen en personas con dolencias crónicas que presentan un riesgo de agravamiento de su patología a causa del calor. Se consideran situaciones de especial vulnerabilidad las personas mayores polimedicadas, personas dependientes, personas que viven solas y personas en riesgo de exclusión social.

Una persona mayor, con varias patologías crónicas, polimedicada y dependiente, sería una persona sobre la que se debe insistir especialmente y realizar un seguimiento periódico, que permita, entre otras cosas, ir realizando ajustes en la medicación.

Infografía con recomendaciones para la ola de calor

Consejos para evitar sustos relacionados con las altas temperaturas:

  • Nunca deje a nadie en un coche cerrado, aunque sea por poco espacio de tiempo, fundamentalmente niños, ancianos o animales. Ojo con los animales atados en casa sin accesos a lugares frescos, sin sombras o sin ventilación.
  • Beba líquidos entre dos o tres litros al día sobretodo agua y zumos. Una bebida ideal puede ser el suero oral. No tome bebidas alcohólicas con cafeína o exceso de azúcar. Tampoco excesivamente fríos pues provocan dolor de estómago. Hay que beber sin sed y este es un consejo que hay que extender a todos los centros gerontológicos que tienen personas en situación de inmovilización o con enfermedades neurodegenerativas.
  • Si hay actividad intensa ésta se debe concentrar al principio o al final del día. En esta actividad hay que incluir las compras.
  • Descansos frecuentes en cualquier actividad.
  • Ropas claras, ligeras y holgadas. Evitar las fibras y utilizar tejidos naturales que permitan la transpiración: básicamente el algodón (cuanto más tupido mejor). Es importante cubrirse la cabeza.
  • Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que se necesite.
  • La fotoprotección: de forma general en la cara protección 50+ y en el cuerpo entre 20-40. Utilizar gafas de sol homologadas durante los períodos de más riesgo: entre las 12 y las 5 de la tarde.
  • Alimentación ligera y frecuente y rica en ensaladas, fruta y yogur. Realizar cinco pequeñas comidas al día que contengan frutas y verduras evitando por el contrario los fritos y embutidos porque son ricos en sal y además de provocar sed pueden aumentar la sudoración corporal y la pérdida de líquidos.
  • El baño o la ducha refrescante debe hacerse de forma lenta y sin contrastes bruscos de temperatura sobre todo en períodos de digestión: un tiempo prudencial pueden ser dos horas.
  • Comprobar de forma frecuente cómo están los niños y personas mayores sobre todo si éstos se encuentran solos o si son dependientes.
  • Consultar al médico si hay riesgos entre los medicamentos que toma la persona mayor y el calor. Entre los que tenemos que destacar: 
    • Los que favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos. El caso más claro son los diuréticos.  especialmente a los pacientes con enfermedad cardiovascular y del riñón, como la insuficiencia cardiaca y renal y los dializados
    • Los que afectan a la funcionalidad del riñón y que con la subida de las temperaturas pueden aumentar el riesgo de toxicidad renal: antiinflamatorios y los antihipertensivos (IECA, como enalapril, o sartanes),
    • Los que interfieren con la termorregulación como antidepresivos, triptanes, dextrometorfano, tramadol, difenhidramina, dexclorfeniramina, antiespasmódicos urinarios, antipsicóticos.
    • Los que ven modificada su farmacocinética en casos de deshidratación: el litio para trastorno bipolar, antiarrítmicos como la digoxina, que se emplea en fibrilación auricular, algunos antiepilépticos, y antidiabéticos orales.
    • Los que pueden ser afectados en sus propiedades por el calor ambiente:
      • los medicamentos que requieren temperaturas de entre 2 y 8ºC y que deben estar en el frigorífico, como vacunas, insulinas y algunos colirios.
      • los medicamentos que se deben conservar a una temperatura inferior a 25 ó 30 °C suelen presentar un límite superior de tolerancia, y rebasar puntualmente estas temperaturas, no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de estos medicamentos. En muchas regiones españoles durante el verano pasado muchos días se sobrepasaron los 30 grados. Cuidado con dejar los medicamentos en los coches, que en su interior en verano superan fácilmente los 50 grados.
  • Si aparecen síntomas de agotamiento: acercarse a un lugar fresco, en sombra, descanso y tomar líquidos.
  • Durante el día cerrar ventanas y oscurecer la casa, abrir y airear la casa a la caída de la tarde y durante la noche.
  • El ventilador puede ayudar a refrescarnos por la movilización de aire que produce.
  • Si se repiten los calores, la opción será entrar en la cultura del aire acondicionado casero. De todos modos, debemos estar alertas para utilizar recintos de carácter comunitario sobretodo cines, restaurantes, áreas comerciales, cajas de ahorro, bancos… que disponen de aire acondicionado.

Autor

Geriatra Matia Fundazioa

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • You may use [block:module=delta] tags to display the contents of block delta for module module.
  • You may use [view:name=display=args] tags to display views.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.