Etxean Ondo Residencias - la experiencia Fraisoro
En abril de 2012, en el Centro Gerontológico Fraisoro de Matia Fundazioa (Zizurkil, Gipuzkoa), iniciamos nuestra andadura en el desarrollo del modelo de atención centrado en la persona.
Se vislumbraban cambios. Teníamos que afrontar nuevos avances en nuestro modelo de atención; nada más y nada menos que tratar de adaptar las prácticas de atención a los modos de vida de los residentes, dignificando y dando valor a sus capacidades, sus preferencias y deseos, sus habilidades y aficiones… en definitiva, apoyar y potenciar los proyectos personales de vida de estas personas mayores.
El trabajo previo fue necesariamente intenso, empezando por todo un proceso de información a trabajadores, residentes y familias y, de formación a las personas que voluntariamente optaron por participar en el proyecto en los nuevos conceptos y roles a desarrollar.
Con el consenso del equipo de auxiliares de la residencia, procedimos a la adecuación de las carteleras de trabajo, al incremento de ratio (más plantilla), y, con ello, al consenso necesario para minimizar la rotación del personal, dar estabilidad y continuidad al equipo de la unidad convivencial y designar la cuidadora de referencia, que sería el apoyo del residente en el día a día.
Así iniciamos el proyecto en una unidad psicogeriátrica, un pequeño módulo de catorce personas, empezando por modificar los ambientes minimalistas previos por txokos agradables, espacios confortables, hogareños y funcionales que aportaran la posibilidad de convertir la residencia en la continuación de un hogar para “vivir como en casa”.
Han pasado trece meses desde los primeros pasos y, a tenor de los datos y resultados en los controles de seguimiento de los indicadores de calidad de vida, satisfacción de usuarios y familias, competencias y satisfacción de trabajadores, los resultados a marzo de 2013 son más que satisfactorios.
En consonancia con estos resultados cuantitativos y los cualitativos que nos aporta la observación del día a día en la unidad convivencial, podemos concluir que el esfuerzo bien merece la pena, pues son indudables los beneficios que aporta en todos los niveles a las partes implicadas.
A las personas que viven en la unidad se las observa mucho más animosas y alegres, participativas en las actividades de la vida cotidiana, dueñas de su tiempo, con alto nivel de autonomía a pesar de sus déficits cognitivos. Se fomentan actividades personalizadas en función de preferencias y aficiones, respetándose los roles de cada uno dentro del grupo.
Para las familias también ha supuesto un cambio, principalmente de mayor implicación y participación en los cuidados. La figura de la cuidadora referente ha desarrollado una relación más cercana y mayor y mejor comunicación, que genera en las familias más confianza y tranquilidad.
Para las personas trabajadoras el cambio ha sido muy importante. Sabían que no iba a ser fácil llevar adelante este proyecto: porque todo cambio genera resistencias; porque además este proyecto de atención requiere acordar, compartir y asumir iniciativas de los residentes; porque exige implicación, reciclar la formación técnica, la mejora de las competencias personales y el trabajo en equipo… y siguen cambiando, aprendiendo y mejorando.
No me resisto a transcribir la opinión de una de estas cuidadoras:
“Este proyecto me ha hecho crecer como profesional y me ha descubierto cosas de mí que desconocía. Es muy gratificante saber que mi trabajo merece la pena, y yo, a día de hoy, sé que el mío merece la pena…”.
Efectivamente, han fortalecido su autoestima profesional y siguen motivadas y con ilusión en su día a día. Dentro del equipo mantienen una relación en la que se comparten y debaten ideas e iniciativas, errores y avances, en el que las relaciones son abiertas y donde se gestionan los conflictos que puedan surgir.
La experiencia de este año, los resultados actuales y los esperados vienen a confirmar lo acertado de la decisión de avanzar en este modelo de atención que, desde los principios de la ética, promueve la defensa de los derechos que como ciudadanos les corresponden también a las personas residentes que viven con nosotros.
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