Euskadi diseña un plan para mejorar las condiciones de vida de las personas con más de 65 años Vivienda, ocio, espacios públicos, salud, economía y familia, entre los asuntos abordados
Aquel futuro al que hace medio siglo miles de personas miraban de frente, sin miedo pero con recelo, es el presente para muchas de ellas. En concreto, para más de 440.000 vascos que ya han sobrepasado la ponderada barrera de los 65 años. Para este colectivo cada vez más amplio y heterogéneo -se estima que en 2029 habrá unas 600.000 personas por encima de los 65 años en Euskadi; tres de cada diez habitantes- se antoja primordial anticiparse y diseñar un programa de acción y de atención a todos los niveles con el objetivo de que su envejecimiento sea activo, saludable, participativo e integrado en su entorno más cercano.
La vivienda, los espacios públicos, la salud, la familia, la economía, la actividad física, el ocio…, son algunos de los elementos que definen la calidad de vida de esas personas que, gracias al aumento de la esperanza de vida, tienen por delante la oportunidad de embarcarse en un nuevo proyecto de vida.
Esas son las líneas centrales que en los próximos cinco años serán abordadas y desarrolladas a través de la Estrategia vasca de envejecimiento activo, un documento que propone y fija las actuaciones a seguir por la Administración Pública para ofrecer las mejores condiciones de vida a esas decenas de miles de personas. “Las políticas dirigidas a las personas de más de 65 años son ya, más que una necesidad, una obligación”, resumía ayer el consejero de Empleo y Políticas Sociales, Ángel Toña, en la presentación de esta iniciativa en cuyo planteamiento han participado expertos en gerontología y representantes del movimiento asociativo de mayores, entre otros.
Desde el Instituto Matia -referente en todo lo relacionado con la atención a este colectivo- su directora científica Mayte Sancho animaba a instituciones y sociedad en general “a trabajar muchísimo más a fondo de cómo se está haciendo ahora” para “cambiar la actitud” en relación a la vejez. “Tenemos que luchar claramente contra la discriminación, el edadismo y los estereotipos”, resumía. Es decir, adaptarse a esa nueva estructura demográfica que ya se adivina en calles y plazas.
Y hacerlo en todos los ámbitos promoviendo acciones de anticipación en las primeras etapas del proceso de envejecimiento a través del consejo en aspectos que condicionarán ese nuevo estadio vital: vivienda, salud, redes familiares y sociales, colaboración social…. Para ello es necesario, intuía el consejero Toña, dar un giro “al discurso sobre el papel de las personas que envejecen en la sociedad vasca instando a esta, en todos sus estamentos, a que definitivamente afronte un proceso de adaptación y reformulación de sus estructuras desde la mirada de una sociedad envejecida”.
Necesidades y oportunidades
En este sentido, se apuesta por promover la autonomía e independencia de las personas que envejecen a través de la implantación de políticas preventivas a todos los niveles que faciliten la toma de decisiones sobre su proyecto de vida. Así, se impulsarán acciones para fomentar una transición positiva de la vida laboral a la jubilación; preparar la vivienda y el entorno doméstico para poder disfrutarla durante toda la vida; promover un envejecimiento saludable; e incorporar el aprendizaje permanente.
Otros elementos que serán abordados en esa hoja de ruta que persigue construir una nueva sociedad del bienestar estarán centrados en fomentar acciones para, como ilustró el titular de Empleo y Políticas Sociales, “promover la generalización del paradigma amigabilidad en Euskadi garantizando el protagonismo y la participación de las personas que envejecen en este proceso”.
Con esto se pretende impulsar el crecimiento del voluntariado y de los movimientos participativos de colaboración comunitaria entre las personas que envejecen así como valorar la transferencia de cuidados y apoyos prestada por las personas mayores en el ámbito familiar y tratar de extender ese estilo de vida al conjunto de localidades vascas. Porque, como confirmaba Toña, el envejecimiento de la población va a crear nuevas necesidades, pero también nuevas oportunidades. “La Estrategia que planteamos va en esta línea, la de ayudar a las instituciones vascas a abordar este reto demográfico desde la responsabilidad, desde la perspectiva positiva que este reto también es una oportunidad y desde el compromiso de construir un nuevo modelo a través de la participación y colaboración de todos los ciudadanos”.