Agitación, demencia y posibilidades de intervención
La aparición de trastornos conductuales es frecuente en personas con demencia, incrementándose según avanza la propia enfermedad. La presencia de dichos síntomas neuropsiquiátricos constituye la principal causa de institucionalización y de aumento de las estancias hospitalarias, empeorando la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus cuidadores.
El abanico de trastornos conductuales es muy amplio, pudiendo ser agrupados en diferentes clusters (de tipo ansioso-depresivo, psicóticos, agitación/agresividad, manía, apatía) para describirlo adecuadamente y plantear diferentes objetivos de intervención. Así mismo es relevante conocer la frecuencia e intensidad de los mismos y las consecuencias que generan al propio paciente y sus cuidadores.
Las intervenciones farmacológicas entrañan una serie de riesgos en cuanto al empeoramiento cognitivo, trastornos de la marcha y equilibrio, aumentando la mortalidad cardiovascular, con una pequeña efectividad, por lo que requieren un seguimiento exhaustivo del balance beneficio/riesgo.
En una revisión sistemática* publicada en la revista de psiquiatría británica se evalúan las diferentes intervenciones no farmacológicas en el manejo de la agitación en pacientes con demencia institucionalizados, en donde se evidencia que el entrenamiento en habilidades de comunicación y de observación a los cuidadores, así como la musicoterapia estructurada, la intervención sensorial (principalmente táctil) disminuyen la agitación, algunas incluso a los 3-6 meses de su implantación. Sin embargo otras actividades como la aromaterapia o terapia lumínica no demuestran su eficacia.
Es curioso que el entrenamiento y formación a familiares no cambia en gran manera la agitación de los pacientes, por lo que es difícil de extender las conclusiones del estudio al medio comunitario. Los ensayos clínicos incluidos en la revisión presentan gran heterogeneidad en cuanto a escalas utilizadas, tipos de intervención, comorbilidades y medicamentos de los participantes estudiados.
Lo más relevante de dicho estudio como afirman los autores, es la evaluación de las necesidades no detectadas en los pacientes con demencia (dolor, estreñimiento, hambre, sed, deprivación sensorial, efectos secundarios de medicamentos…), buscando como objetivo principal el máximo confort y centrando las actividades en el bienestar de la persona y no tanto en las actividades relacionadas con la estructura asistencial. Tras una definición adecuada del problema psicológico o conductual y descartadas las posibles causas relacionadas, debe monitorizarse y supervisar la efectividad de las medidas implantadas. El conocimiento obtenido de las diferentes revisiones, debe servir para implementar aquellas medidas que demuestren su eficacia, así como una formación continuada de los cuidadores formales.
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