Envejecer en casa o como en casa
A principios del 2010 pusimos en marcha desde Matia Instituto Gerontológico un estudio que tenía como objetivo recabar la opinión y observar las actitudes y percepciones de personas mayores, profesionales y prescriptores sobre nuevas estrategias en la búsqueda de alternativas que den respuesta al deseo de las Personas Mayores de Envejecer en su Domicilio.
El estudio fue realizado con metodología cualitativa, (se utilizaron grupos focales y entrevistas en profundidad), y su muestra estaba compuesta por 62 sujetos, divididos en dos submuestras.
1. Una primera compuesta por personas mayores (n=31) con los siguientes perfiles: personas mayores entre 55-65 años con experiencia de cuidado y estatus sociocultural medio-alto; personas mayores frágiles entre 75-80 años que viven en su casa y estatus sociocultural medio y personas mayores frágiles entre 75-85 años que residen en viviendas con servicios.
2. La segunda submuestra (n=31) estaba compuesta por profesionales: sanitarios (geriatras, enfermeras y médicos de AP), proveedores de servicios (sociosanitarios, TIC, tecnológicos, institucionales), investigadores y profesores universitarios vinculados a la gerontología, profesionales de la gerontología (psicólogos y trabajadores sociales), profesionales de la arquitectura y diseño vinculados a la gerontología, asociaciones de familiares y voluntarios.
Los resultados del presente estudio incidían en las siguientes ideas clave:
Profesionales
Los profesionales describían la configuración de una nueva demanda de atención y servicios que reclama soluciones más específicas, continuidad de las Personas Mayores en su domicilio y servicios basados en lo que representa la casa.
Existía una crítica a que el modelo actual de atención, por lo que significa de desubicación espacial y emocional, por el componente hospitalario, por los servicios homogeneizados, y el aislamiento de la vida normalizada, por la dificultad en las de las relaciones familiares y sociales.
Además se da una unanimidad sobre la necesidad de revisar el modelo residencial actual debido a que no responde a las necesidades y demandas de las Personas Mayores.
Asimismo existe una clara conciencia de la necesidad de que las personas mayores envejezcan en su domicilio y en trabajar un modelo que se ajuste a los que las Personas Mayores quieran teniendo en cuenta sus opiniones, valores y deseos, se aproxime a lo que el domicilio (la vivienda, su casa) representa tanto en lo objetivo como en lo simbólico, basado en una repuesta específica y cuya meta sea la calidad de vida de la persona, por encima de otras consideraciones.
Las residencias para personas mayores se consideraban un recurso especializado y no existía acuerdo sobre cuál es el mejor modelo para la atención a la dependencia.
Personas Mayores:
Por parte de las Personas Mayores el deseo de envejecer en su domicilio particular era patente, como indudable el estrecho vínculo que mantienen con su casa, que tiene un extraordinario valor simbólico y emocional, relacionado con sus vínculos y su biografía, base de su identidad personal.
Era igual manifiesto el valor patrimonial que le otorgaban a la casa y el escaso conocimiento sobre propuestas alternativas de alojamiento, más allá de los recursos tradicionales (centros de día y residencias).
Personas Mayores y Profesionales:
Tanto personas mayores como profesionales entendían que el concepto de “casa” aplicado a la atención en general se ajusta a la vivienda de siempre, permite personalizar, se trata de un espacio cálido, agradable y deseable, abierto al autogobierno, la participación, el control de su propia vida, íntimo y cotidiano.