La invisibilidad de los cuidados en el domicilio
Con el paso de los días, la amenaza bautizada por la OMS como “Covid-19” ha adquirido dimensiones que difícilmente habríamos imaginado, ensañándose de manera particular con personas mayores en situación de fragilidad y/o con necesidad de cuidados.
Los medios han fijado su atención en los centros residenciales, espacios duramente castigados por esta pandemia, mostrando mayoritariamente sus sombras y no de forma muy respetuosa. Ha sido en este ámbito en el que se han centrado mayoritariamente los esfuerzos para paliar el impacto de la infección.
Sin embargo la mayoría de las personas mayores en situación de dependencia siguen viviendo donde desean, en sus casas (tres de cada cuatro en Gipuzkoa, según datos recientes de Behagi). Las propias personas y toda la red de apoyo (familiares, profesionales del SAD, Asistentes Personales, empleadas del sector de hogar y cuidados, internas…) que las acompaña se sitúan en este entorno.
La privacidad de los domicilios y el confinamiento que nos acompaña estos días, sin duda, han acentúado la invisibilidad de este ámbito de los cuidados.
Las consecuencias de las decisiones derivadas de la declaración del estado de alarma son muchas e inciden directamente en el deterioro del bienestar de estas personas y de su entorno cercano. A modo de ejemplo, el cierre de los centros de día pone en cuestión el mantenimiento y garantía de cuidados imprescindibles, sobre todo cuando, por razones de seguridad, va acompañado de una disminución de los apoyos prestados. Lo mismo sucede con los apoyos afectivos derivados del acompañamiento, como las visitas que personas voluntarias de diferentes ONGs realizan regularmente a personas mayores solas.
Qué está sucediendo estos días en los domicilios
Desde Matia Fundazioa me toca estar cerca de las personas que acompañamos en sus propias casas y a las que se han quedado sin la posibilidad de acudir a su centro de día. También comparto testimonios con compañeras que llevan el programa SENDIAN y de otras entidades que proveen servicios en el entorno domiciliario.
Sabemos que estamos ante un grupo de población que dispone de altas dosis de resiliencia y aceptación de las situaciones, por lo que observamos un grado de adaptación muy elevado, de ellos y ellas y de su entorno de cuidados. Todo ello sin minimizar el sufrimiento que genera la difícil cotidianeidad de casos muy complejos, que requieren un abordaje integral, no suficientemente garantizado en el actual modelo de atención domiciliaria.
Las personas que tienen su autonomía personal limitada, muy especialmente aquellas que padecen deterioro cognitivo, difícilmente entienden las medidas como el confinamiento y la ruptura con su rutina habitual. Esto genera situaciones de ansiedad y desconcierto que afectan a la convivencia y a su propio bienestar.
En las conversaciones que mantenemos con las familias, descubrimos que estos cambios tienen una consecuencia directa en su propia salud, tanto física como emocional. Familiares que asumen el cuidado o casos en los que la atención se intensifica, lo que deriva en sobrecarga y renuncia a la rutina habitual del cuidador. En pocas palabras: cuidar de forma ininterrumpida y durante 24 horas hasta no se sabe cuándo.
Con respecto a las profesionales de atención directa se observa inquietud, miedo y emociones encontradas. Se encuentran en la encrucijada de ofrecer un cuidado personalizado y cercano, garantizando a su vez unas medidas de protección para evitar el contagio. El propio distanciamiento físico, llevar mascarilla y sus consecuencias en la relación cercana… ¿Les estamos ofreciendo el reconocimiento que merecen? ¿Disponen la orientación y el acompañamiento que precisan ante una tarea tan compleja?.
Siguen en la invisibilidad las conocidas como “internas”. Heroínas disponibles las 24 horas por siete días a la semana. En algún caso, por el confinamiento incluso sin interrupción, perdiendo su derecho al descanso.
Cómo nos enfrentamos al contexto Covid19 desde la atención domiciliaria
La actual situación de excepcionalidad con la que convivimos no debería ser motivo, ni excusa para no ofrecer a todas las profesionales del cuidado en domicilio, en su distintas modalidades, los apoyos necesarios que garanticen su seguridad física y emocional, así como los recursos y capacitación necesaria para poder proveer unos buenos cuidados y lograr su propio bienestar, en esta función tan importante.
Debido a ello, y de forma gradual, se han ido activando respuestas a parte de estas necesidades. Una muestra de ello la encontramos en las siguientes actuaciones:
- Llamadas telefónicas a personas mayores que viven solas y/o acompañadas por otras personas también de edades avanzadas, para conocer su realidad y actuar si fuera preciso. Se trata de servicios puestos en marcha por la administración local, como “Lagunkate”, una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Donostia a través de la iniciativa Donostia Lagunkoia. Ese contacto telefónico se ha brindado también desde distintas ONGs que se dedican al acompañamiento afectivo, como el caso de Nagusilan, Adinkide (Grandes Amigos), Teléfono de la Esperanza… Finalmente, señalar las iniciativas de coordinación sociosanitaria, entre atención primaria y Trabajadora Social, mediante llamadas telefónicas a personas mayores para prevenir el contagio (Pasaia Antxo).
- Desde Diputación Foral de Gipuzkoa, se ofrece apoyo psicoafectivo y herramientas para la capacitación a familiares beneficiarios de la PECE y familiares que cuidan en el entorno domiciliario (cuidadores habituales o que inician o intensifican su función tras el cierre de los centros de día).
- Se han flexibilizado los requisitos de acreditación de perfiles para la contratación de asistencia personal. Una medida orientada a garantizar que los cuidados lleguen a todos los domicilios en los que sean precisos.
- Por otra parte observamos cómo han surgido diferentes iniciativas sociales de apoyo comunitario para la compra, o un servicio para la entrega en domicilio de la medicación que ofrecen desde DYA y otros colectivos organizados…
¿Y qué venimos haciendo desde Matia?
En esta casa contemplamos el acompañamiento desde el conocimiento biográfico e integral de cada persona, lo que permite ofrecer una atención personalizada que apuesta por la salvaguarda de la autodeterminación y la dignidad de quienes acompañamos.
En la medida de nuestras posibilidades hemos procurado continuar con la misma filosofía asistencial, adaptándonos al nuevo escenario que acarrea la llegada de este coronavirus.
En esta línea se pone en marcha BabeSarea, un proyecto cuyo objetivo es proteger y promover el bienestar de todas las personas implicadas en los cuidados en el ámbito domiciliario, y que nos ha permitido trabaja en aspectos como:
- Ajustar la intensidad de la atención y cuidado a la nueva realidad.
- Favorecer la coordinación con los médicos y geriatras de referencia para el seguimiento.
- Articular salvoconductos para salidas en situaciones muy críticas.
- Facilitar materiales informativos con pautas para la gestión emocional ante una situación de confinamiento en el hogar, entre los cuales encontramos una serie dirigida a cuidadores de personas con demencia.
- Facilitar a familiares el contacto con el servicio de apoyo psicológico que se ofrece desde Diputación.
- Gestionar servicios de proximidad como la peluquería a domicilio en situaciones de necesidad inminente; orientación a apoyos; articulación para el contacto de ONGs y poner a disposición iniciativas sociales orientadas al ocio y entretenimiento como conciertos en directo vía online.-
Nada de lo que hablamos es nuevo.
Experiencias como las de Etxean Ondo domicilios o Etxean Bizi (*), han abierto camino hacia la definición y desarrollo de un nuevo modelo de atención domiciliaria basado en la personalización e integración de servicios. Ambos son muestra del compromiso institucional por la mejora del bienestar de las personas cuya situación se denomina compleja y que reclaman continuar viviendo en el hogar y barrio de toda la vida.
Pero no se trata de un compromiso únicamente de las instituciones, sino de toda la sociedad. De ahí que seamos testigos de la aparición de iniciativas y acciones que reclaman mejoras en la misma dirección.
Un buen ejemplo de ello sería la declaración en favor de un necesario cambio en el modelo de cuidados de larga duración. Un escrito alumbrado y refrendado por un nutrido grupo de expertos, que suma ya más de un millar de adhesiones, y que hace hincapié en la necesidad de adoptar un nuevo modelo de cuidados, impulsando la atención en los domicilios, y alineándose con los deseos y preferencias de las personas que precisan apoyos en su vida diaria.
Un posicionamiento a favor de una atención integral y centrada en la persona, desde la incorporación y articulación de forma coordinada de todos los agentes que intervienen en el cuidado: familias, servicios sociales, sistema de salud, asistentes personales, empleadas de hogar, internas, voluntariado e iniciativas comunitarias y los servicios de proximidad que son esenciales en el cuidado.
En próximas entregas de nuestro blog os invitaremos a profundizar en la experiencia de proyectos como BabeSarea o EtxeanBizi, y en cómo avanzar en este proceso de transformación de los cuidados en el domicilio. Mientras nos quedamos con la siguiente reflexión:
Dicen que las crisis hacen emerger aquello que lleva latente tiempo por debajo de la superficie. ¿Será el COVID19 el detonante para visibilizar la realidad de los cuidados en el ámbito domiciliario? ¿Seremos capaces de contemplarlo como una oportunidad para aprender, extraer conclusiones y fruto de ello actuar en consecuencia?.
(*) Actualmente iniciando su segunda fase de la mano de Diputación Foral de Gipuzkoa, en el contexto de Adinberri y Ayuntamiento de Pasaia
Iruzkinak
El poder cuidar y cubrir sus necesidades básicas de los usuarios durante un periodo de tiempo ya sea interna o externa o ayuda a domicilio haciendo que su día a día sea más llevadero siendo un alivio y descanso para sus familias el poder estar más tranquilos al saber que están bien cuidados . En época de pandemia la creatividad,el ingenio y la solidaridad tiene que destacarse para que los usuario encuentre un real apoyo para que reconozcan las bondades del sistema
Desde luego el trato recibido en sus domicilios es mucho mejor que el de residencias pues las auxiliares disponen de mas tiempo para hablar con los usuarios y explicarles todo lo que vamos hacer junto a ellos .
Pienso que las auxiliares de ayuda a domicilio somos um apoyo fundamental para la asistencia domiciliaria en esta realidad de covid19 que estamos viviendo
creo que es muy importante todo lo que se dice en el articulo,los mayores que viven en su hogar sobre todo los que viven solos necesitan mas apoyo y que se este mas pendiente de ellos en todos los sentidos ,recibir informacion suficiente sobre como deben cuidarse en esta epoca tan dificil y sobre todo que sientan que no estan solos y que son importantes en la socidad.tambien es verdad que el trabajo que realizan los cuidadores ya sea ocasional,familiar o profesional no siempre esta lo suficientemente valorado.
Pues las personas mayores como en sus propios domicilios no se encuentran en ningún sitio, y ahora nos toca vivir la situación del cobi, pues ahora es el momento de protegerlos más
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