Apoyar preferencias que implican riesgos
Cuidar poniendo en el centro a la persona, desde el apoyo a su autodeterminación y desde la búsqueda del bienestar, implica siempre asumir ciertos riesgos. Porque el riesgo es inherente a la vida y al desarrollo personal.
Cuando cuidamos a personas es habitual tener que dar respuesta a preferencias o decisiones de las personas que sitúan en conflicto su libertad personal con otros valores que también debemos proteger, como la salud o la seguridad. La pandemia ocasionada por la Covid-19 lo ha puesto claramente de manifiesto.
Estas situaciones generan gran incertidumbre en los equipos de atención y no siempre hay acuerdo sobre cómo se debe proceder. Como cuidadores familiares, como profesionales, como responsables de los servicios, tenemos la obligación de proteger a quienes están en una situación de alta vulnerabilidad y evitar el daño. Pero no podemos ignorar que también hemos de proteger otros derechos. Es entonces cuando surgen preguntas: ¿el objetivo debe ser eliminar todos los riesgos? ¿es posible? ¿es conveniente? ¿cómo? ¿siempre? ¿cuándo? ¿a costa de qué?¿qué efectos negativos generan las restricciones? Nos movemos entre la obligación de no maleficencia, a la vez de apoyar la autonomía y facilitar el bienestar de la persona. Principios todos ellos que definen el buen trato en el cuidado.
Los temores que estas situaciones acarrean nos llevan muchas veces a la prohibición total, al “no” sin matices y a priorizar la seguridad física por encima de todo, imponiendo limitaciones que pueden ser innecesarias o excesivas. Y no podemos ignorar que las medidas restrictivas de la libertad no son inocuas. En el uso de contenciones existen amplias evidencias de esto. Las decisiones en el cuidado que buscan solo la seguridad física suelen tener efectos negativos. El daño ha de ser contemplado desde una valoración más amplia, el daño emocional, social o moral, también puede suponer un trato maleficente. La pandemia, lamentablemente, así lo ha mostrado.
En esta línea de pensamiento, dentro del proyecto colaborativo que desarrollo con Matia, Rutas para el avance en ACP, los equipos profesionales de los centros señalaron este tema como uno de los asuntos donde era necesario generar una mayor reflexión, ahondar en el conocimiento existente y proporcionar herramientas de utilidad para abordar con seriedad, serenidad y desde una mirada amplia estas situaciones.
Este es el origen de esta ruta que ahora presentamos “Apoyar preferencias que implican riesgos” con sus materiales, entre ellos, una guía para orientar cómo llevar a cabo un proceso de decisiones compartidas. Una ruta que se ha visto enriquecida, además, con los aprendizajes de estos años tan difíciles que han supuesto un importante retroceso en la atención personalizada en los centros. Pensamos que, precisamente ahora, puede resultar especialmente oportuna para ayudar a reconsiderar algunas prácticas y decisiones organizativas.
Portada de la publicación: Ruta preferencias que implican riesgos
En esta ruta se comparten algunas consideraciones, en primer lugar, para recapacitar sobre la necesidad de encontrar el equilibrio entre autonomía, seguridad y bienestar en marcos de cuidados donde conviven personas diversas. También se apuesta por liderar procesos personalizados de toma de decisiones compartidas como el camino a seguir, contando con la participación de las personas y sus familias y se ofrecen herramientas para ello. Además, se destacan algunas claves e ideas para avanzar hacia organizaciones justas y una sociedad que apoye el progreso hacia “la cultura del sí” en el cuidado, que no es otra cosa que la atención realmente personalizada contando con la participación de las personas en cómo deben ser sus cuidados y su vida cotidiana.
El cuidado nos habla de personas únicas, de relaciones interpersonales diversas y de contextos socioculturales singulares y cambiantes.
Ello tiene una parte enormemente positiva en cuanto que acercarse y apoyar la vida de otras personas es un privilegio y nos enrique, al plantearnos, si así lo sabemos ver, nuevos retos. Pero también nos enfrenta a situaciones únicas, en ocasiones difíciles y complejas que requieren madurez, actualización de nuestros conocimientos, flexibilidad y habilidades para saber gestionar nuestras emociones.
Reflexionar, deliberar en equipo y tomar las mejores decisiones posibles para cada persona y en cada situación reduce la incertidumbre y nos hace crecer como personas, profesionales, equipos y organizaciones.
El próximo 27 de octubre, a partir de las 18 horas, se presentan estos materiales en una webinar a la que os invito a inscribiros, y en la que seguiremos avanzando en la diseminación de buenas praxis aplicables para el buen cuidado.
Iruzkinak
Hola. Soy Director médico de Argia Fundazioa. Veniomso teniendo relación con F. Matia desde hace años y valoramos muchos sus aportación al cuidado centrado en la personas. Le escribo para preguntarle sobre la posibilidad de acceder al material que han elaborado sobre este tema "apoyar preferencias que implican riesgos". NO he sabido de este seminario hasta hoy pero si es posible me encantaría poder conocer vuestros planteamientos.-
Efectivamente es un reto el cuidado, este termino implícito en nuestro lenguaje y cultura va acompañado por quienes lo ejercemos con agrado y empatía, al ejercer nuestro acompañamiento.
Un curso muy productivo , con muchas herramientas y directrices para el cuidado de la persona mayor.
Es una tarea muy compleja por qué en ocasiones tienes que sugerir o implementar una acción para el cuidado y bienestar de la persona mayor, y estas acciones no son bien vistas y les causa incomodidad y enojo. Tendría que elaborarse un buen plan de acciones a tomar y comentarlas con el paciente y familiares para no llegar a una mala interpretación como maltrato en el cuidado.
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